El día de hoy estaba echándole un
vistazo a mi baúl de tiliches y recuerdos, y me encontré con algunos de los
juguetes con los que me divertía cuando era niño. Porque aunque ustedes no lo
crean, yo también, hace muchos años, fui niño.
Por cierto, recuerdo que tenía más cabello que ahora.
Mientras recordaba mí chiflada
infancia pude darme cuenta de que los niños del pasado, los del presente y los
del futuro, siempre serán los mismos: juguetones, traviesos, escandalosos, creativos
y con una gran imaginación.
Lo que ha cambiado desde que yo
era niño, es la manera en que se han unido los gobiernos del mundo para
garantizar que ustedes tengan una infancia feliz.
Por ello, los gobernantes del
mundo han pactado que ustedes siempre estén protegidos mediante la Declaración
de los Derechos del niño, la cual contiene toda una serie de cosas a las que
tienen derecho. Algunas de ellas son:
Derecho a la vida, lo cual
significa que desde el momento en el que salen de sus mamás, las leyes los
protegen en cualquier circunstancia.
Para cuidar su vida, hay que
cuidar su salud, el cual es otro de sus derechos. Así que, si se enfermaran de
cualquier cosa, tienen derecho a que un doctor te atienda para que se
recuperen.
Como ustedes ya se habrán dado
cuenta, existen muchos tipos de familia, y ustedes tienen derecho a recibir el
amor de una de ellas. Sea cual sea la familia en la que hayan nacido, tienen
derecho a formar parte de ella.
Tienen derecho a estar sentados
en un salón de clases con una maestra frente a ustedes, enseñándoles muchas
cosas que les serán muy útiles durante toda su vida; es decir, tienen derecho a
la educación.
También tienen derecho a que su
barriga esté llena, o sea, tienen derecho a ser alimentados.
Derecho a ser protegidos de
cualquiera que quiera hacerles daño; la ley está para defenderlos de cualquier
maloso.
Nadie debe hacerlos a un
lado o ignorarlos por el color de su
piel, el idioma que hablen, el lugar en el que vivan o por la ropa que usen.
¡Tienen derecho a que nadie los discrimine!
Hay muchas otras cosas a las que
tienen derecho, pero para poder aprovecharlas ¡deben conocerlas! Para eso
existe la Declaración de los Derechos del Niño. ¿De cuál niño? ¡Pues de todas
las chifladinas y todos lo chifladines como ustedes!
Pueden consultar esta declaración
en la página de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, según
su adaptación y traducción del inglés). Ellos trabajan por el desarrollo y
protección de todos ustedes, mis chiflados.
Así, que ya lo saben, aprovechen
sus derechos para vivir de una manera feliz y libre.
Me despido de ustedes, mis
chiflados, no sólo deseándoles un feliz día del niño, sino también, ¡una muy
feliz infancia!