martes, 15 de abril de 2014

 ¡Hola, mis queridos chiflados!

El día de hoy estaba echándole un vistazo a mi baúl de tiliches y recuerdos, y me encontré con algunos de los juguetes con los que me divertía cuando era niño. Porque aunque ustedes no lo crean, yo también, hace muchos años, fui niño.  Por cierto, recuerdo que tenía más cabello que ahora.

Mientras recordaba mí chiflada infancia pude darme cuenta de que los niños del pasado, los del presente y los del futuro, siempre serán los mismos: juguetones, traviesos, escandalosos, creativos y con una gran imaginación.

Lo que ha cambiado desde que yo era niño, es la manera en que se han unido los gobiernos del mundo para garantizar que ustedes tengan una infancia feliz.

Por ello, los gobernantes del mundo han pactado que ustedes siempre estén protegidos mediante la Declaración de los Derechos del niño, la cual contiene toda una serie de cosas a las que tienen derecho. Algunas de ellas son:
Derecho a la vida, lo cual significa que desde el momento en el que salen de sus mamás, las leyes los protegen en cualquier circunstancia.
Para cuidar su vida, hay que cuidar su salud, el cual es otro de sus derechos. Así que, si se enfermaran de cualquier cosa, tienen derecho a que un doctor te atienda para que se recuperen.

Como ustedes ya se habrán dado cuenta, existen muchos tipos de familia, y ustedes tienen derecho a recibir el amor de una de ellas. Sea cual sea la familia en la que hayan nacido, tienen derecho a formar parte de ella.

Tienen derecho a estar sentados en un salón de clases con una maestra frente a ustedes, enseñándoles muchas cosas que les serán muy útiles durante toda su vida; es decir, tienen derecho a la educación.

También tienen derecho a que su barriga esté llena, o sea, tienen derecho a ser alimentados.

Derecho a ser protegidos de cualquiera que quiera hacerles daño; la ley está para defenderlos de cualquier maloso.

Nadie debe hacerlos a un lado  o ignorarlos por el color de su piel, el idioma que hablen, el lugar en el que vivan o por la ropa que usen. ¡Tienen derecho a que nadie los discrimine!

Hay muchas otras cosas a las que tienen derecho, pero para poder aprovecharlas ¡deben conocerlas! Para eso existe la Declaración de los Derechos del Niño. ¿De cuál niño? ¡Pues de todas las chifladinas y todos lo chifladines como ustedes!

Pueden consultar esta declaración en la página de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, según su adaptación y traducción del inglés). Ellos trabajan por el desarrollo y protección de todos ustedes, mis chiflados.

Así, que ya lo saben, aprovechen sus derechos para vivir de una manera feliz y libre.

Me despido de ustedes, mis chiflados, no sólo deseándoles un feliz día del niño, sino también, ¡una muy feliz infancia!